Parte 1
Parte 2
Desde que el rock (y los planetas musicales circundantes: heavy metal, reggae, pop, electrónica, etc.) se tornó un canal de expresión, diferentes temas atrajeron su búsqueda de experiencias. Si bien el más preponderante ha sido la lucha por la libertad de expresión, otro tópico es la conciencia social. Esa preocupación o la mirada sobre los desamparados, ha intentado paliar -en su denuncia- el desequilibrio de fuerzas que riegan la vida cotidiana.
"Y vemos la miseria como algo normal", canta el grupo argentino Matilda en Viajando hacia el sur. Las canciones de estos dos discos virtuales tocan las distintas aristas que se desprenden de un mundo en el cual la pobreza se ha vuelto algo habitual. Así, ese narrador que observa la realidad circundante -desde los legendarios El Ultimo de la Fila en Cuando la pobreza entra por la puerta pasando por la historia interpretada por Café Tacvba, Alarmala de tos, hasta el Comedor piquetero por Andrés Calamaro- vierte una postal cruda, sin medias tintas.
Está también la condena de los venezolanos Sentimiento Muerto en El sistema como la de Attaque 77 en Cartoneros. Un estado de situación violento, donde la naturalidad del panorama transforma a esos personajes en zombis: "Que no puedes fijar sus caras / son como sombras andando", describe Non Palidece. O la penuria del que no puede salir de esa situación (Homero, según la óptica de Viejas Locas) como la agria confesión de Guerrilla Seca: "El hambre nos está matando".
Algunas de las señales musicales de que algo está mal en el mundo actual.
Gustavo Álvarez Núñez
